Lo normal con el calentador a gas, es que al abrir el grifo o la llave de agua, suene la chispa indicando que el calentador de agua está haciendo su trabajo. En ocasiones esto no sucede, y puede hacernos pensar que se dañó el calentador a gas. Sin embargo, hay 5 causas frecuentes, sencillas de resolver y que pueden sacarnos del aprieto.

• Las baterías están desgastadas, de modo que no se produce la chispa para encender el gas.
• Hay muy poca presión de agua, incapaz de encender la membrana.
• Algún módulo de control queda deficiente por la humedad, y debe ser reemplazado.
• El microinterruptor de arranque está defectuoso, y no enciende el calentador.
• El hidrogenerador no funciona correctamente al no enviar corriente al módulo de control. Cuando esto sucede, el calentador no se enciende.

En todos los tipos de gasodomésticos, siempre hay ciertos componentes que son más propensos a deteriorarse con el uso continuo. Al dañarse el calentador a gas, lo que recomendamos es ponerse en contacto con alguno de nuestros técnicos capacitados. Aunque aquí puedes conocer cuáles son las piezas que se dañan con más frecuencia:

Serpentín

Se trata del circuito de tuberías con forma en espiral, por donde pasa el agua a través del calentador. Muchas veces, los minerales como la cal y las sustancias en el agua acaban por taponar el serpentín, impidiendo el paso del agua y ocasionando un mal funcionamiento. Por fortuna, este tipo de reparación es poco intrusiva.

Regulador de gas

Este componente es encargado de controlar el flujo de gas en el interior del calentador. Es utilizado para asegurar que no salga demasiado gas, ocasionando pérdida de combustible, ni tampoco muy poco gas, lo que impide calentar el agua. Con frecuencia se deteriora al exponerse al roce constante del gas natural.

Membrana del calentador

Otro de los componentes que suele dañarse con el uso constante del calentador a gas, es la membrana. Se trata de una pieza de goma que, al recibir la presión del agua, actúa como un aviso para que el calentador se encienda. Con el tiempo, esta pieza pierde flexibilidad, y por lo general suele ser lo primero que un técnico revisa.

Es importante recordar que tener un calentador a gas dañado, además de impedir el suministro de agua caliente en el hogar, también puede provocar accidentes muy serios. Pero recuerda que un calentador a gas dañado, no tiene que darse por perdido.

Lo primero que debes hacer es tratar de identificar el problema, aunque de cualquier modo, lo mejor es asesorarte con nuestros técnicos capacitados que te aportan las mejores soluciones en todo momento. Si bien debes reparar rápidamente el calentador a gas, por ningún motivo necesitas hacerlo por tu propia cuenta. Llámanos, somos expertos en reparación de calentador.

Las causas que llevan a deteriorar estos artefactos son bastante diversas. Por lo general se relacionan al uso constante a largo plazo. Alguna de estas causas son:

El desgaste del tiempo

El óxido, el paso del agua, la corrosión e incluso el polvo, son alguno de los elementos que a largo plazo afectan a los calentadores de agua. Todos los materiales se acaban desgastando con el tiempo, y si no realizas un mantenimiento preventivo, lo más seguro es que tu calentador a gas va a terminar por deteriorarse de forma definitiva.

El Consumo constante

Los calentadores a gas dependen del consumo combustible para quemarlo y producir llamas en su interior. Esto llega a tener un efecto de desgaste tanto en las tuberías, como en los demás mecanismos del calentador a gas, lo que provoca daños.

Un uso por tiempo prolongado

La cantidad de horas continuas en que un calentador a gas está encendido, también tiene mucho que ver sobre su velocidad de desgaste. Un calentador en una zona cálida, con algo de actividad en épocas del año específicas, tiene menos posibilidad de dañarse que uno en zonas frías, funcionando de forma seguida por todo el año.

La vida útil de un calentador de gas es de 8 a 12 años aproximadamente, aunque depende de diferentes factores como por ejemplo el mantenimiento, el uso, la calidad del gas que recibe, entre otros.